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El odio a un muerto es un sentimiento doblemente inútil.
En América, a Simón Bolívar se le ha idealizado, se oculta todo lo oscuro del personaje. Por eso, esas facetas se desconocen. Simón, entre otras cosas, se hizo masón en Inglaterra. Al que conoce un poco de Historia más allá de la oficial, de la que se aprende en la educación básica, ese sólo dato lo orienta bastante. Dicen que luego dejó de serlo, pero eso es difícil de creer, porque no es fácil salir de las logias.
Dicha idealización le ha resultado útil a individuos tales como Hugo Chávez y Maduro. Aclarar su figura es también desbaratar su bandera: ambos han sido nefastos para la ciudadanía venezolana.
En España no sufrieron esa deformación de la historia acerca de Bolívar.
Para desmitificar al personaje, para aproximarse a la verdad y que la gente deje de idolatrarlo, conviene escuchar con atención lo que los españoles tienen que decir sobre él. Y verificar todo.
O como dicen los vendedores callejeros: Que no le digan, que no le cuenten.
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