¿Por qué Estados Unidos es tan amigo de Arabia Saudita?
22 Oct 2018 - 5:46 PM
El caso del asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de hombres del gobierno de Arabia Saudita conmocionó al mundo entero por su crudeza. Para muchos, es inexplicable cómo un hombre que solo iba por unos documentos para poder casarse con su novia, terminara muerto dentro del consulado de su propio país en Turquía. El rechazo internacional fue unánime, excepto por un gran amigo de los arabes, que aunque se mostró inquieto por los hechos, quiso esperar hasta último momento que se aclarara la situación.
Ese amigo se trata de Estados Unidos, la principal potencia del mundo y uno de los más fuertes y leales aliados de Arabia Saudita. El presidente Donald Trump, en un intento por no echarle más leña al fuego, afirmó este lunes que se mostraba "satisfecho" ante la explicación de los saudíes de la muerte de Khashoggi, que, de acuerdo con fuentes oficiales, murió producto de una riña.
Las declaraciones de Trump, aunque fueron chocantes para muchos de sus críticos, no desentonaron con la política exterior estadounidense. Desde 1940 Estados Unidos y Arabia Saudita mantienen buenas relaciones diplomáticas, las cuales se fortalecieron cinco años después, cuando en un histórico encuentro entre el rey Abdelaziz bin Saud y el presidente Franklin D. Roosevelt, sellaron un pacto que le garantizaba al reino de Arabia protección militar estadounidense a cambio de acceso privilegiado al petróleo.
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La cooperación militar también ha sido un fuerte componente de la relación entre ambos países, pues Arabia Saudita es uno de los principales alfiles de Estados Unidos en Oriente Medio. Por ejemplo, tras la invasión de Kuwait por el ejército iraquí de Sadam Husein en agosto de 1990, Riad permitió el despliegue de cientos de miles de militares estadounidenses en el reino. Algo que también ocurrió en 1991, cuando Arabia Saudita sirvió de base a la coalición internacional liderada por Washington en la guerra del Golfo en 1991.
Sin embargo, la relación entre los dos, aunque ha sido en términos generales buena, no ha sido siempre cordial. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, reivindicados por Al Qaida, cuyo líder era el saudí Osama Bin Laden, las relaciones bilaterales sufren su más serio revés, pues 15 de los 19 pilotos que estrellaron los aviones eran sauditas.
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Aunque Riad denuncia los ataques, Estados Unidos le acusó de financiar el extremismo islamista. Razón por la cual Arabia Saudita rechaza implicarse en los ataques a Afganistán en 2001 y participar en la guerra de Irak en 2003.
La alianza terminó por deteriorarse cuando el gobierno de George W. Bush saca de Arabia Saudita al grueso de sus últimos soldados y traslada a Catar el cuartel general de sus fuerzas aéreas en el Golfo. Sin embargo, Washington mantiene la cooperación militar con Riad, comienzan a compartir información sobre Al Qaeda, y asumen que el grupo terrorista era un riesgo tanto para Estados Unidos, como para Arabia Saudita.
Crisis de confianza con Obama
Los años venideros fueron de reconstrucción de relaciones para Arabia Saudita, en la que buscó limpiar su nombre de los atentados del 11 de septiembre. Sin embargo, las relaciones entre los saudíes y Estados Unidos no fueron las mejores durante la presidencia de Barack Obama (2008-2016).
En 2013, Riad anuncia su rechazo a integrar el Consejo de Seguridad de la ONU, un gesto de protesta contra la inacción del organismo y de Estados Unidos ante la guerra en Siria.
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Riad, que apoya a la rebelión contra el presidente Bashar al Asad, no había escondido su enfado en septiembre, cuando el presidente Barack Obama anunció ataques contra el régimen sirio.
El acuerdo nuclear con Irán, gran rival de Riad, hace tambalearse aún más la confianza de Arabia Saudita.
Pero lo último que terminó afectando la relación entre ambos países fue la denominada ley "Justicia contra los patrocinadores del Terrorismo", aprobada por el Congreso estadounidense en 2015, que les permitía a las víctimas del 11 de septiembre el demandar al reino de Arabia Saudita, por su presunta responsabilidad en el atentado.
Apoyo total con Trump
Los dirigentes sauditas celebraron la llegada al poder de Donald Trump en noviembre de 2016 tras ocho años de desencuentros con el presidente Barack Obama.
En mayo de 2017, el reino sunita lo recibe con toda pompa para su primer viaje presidencial al extranjero. Allí, Trump s desmarca de su predecesor y llama a "aislar" a Irán, para limitar su creciente influencia en Oriente Medio, algo que gustó en Riad.
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Es también en este periodo en el que Estados Unidos y Arabia Saudita anuncian contratos de más de 380.000 millones de dólares, 110.000 de ellos dirigidos a combatir las "amenazas iraníes" y a los islamistas radicales. Tanto Washington como Riad acusan a Irán de armar a los rebeldes en Yemen, donde Riad lidera una coalición militar en apoyo al poder.
El 20 de marzo de 2018, Trump alaba su "gran amistad" con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, y dice esperar que el reino dé "una parte de [su] riqueza a Estados Unidos en forma de empleos y compra" de material militar. El 8 de mayo, Riad "apoya" la decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán.
"Seguimos siendo amigos"
Aunque parecía que el caso de Khashoggi podía poner a tambalear las "excelentes" relaciones entre Trump y el reino de Arabia Saudita, fue el mismo presidente estadounidense quien quisó dar vuelta a la página al considerar "creíbles" las versiones del gobierno saudí, en la que, según ellos, el periodista murió en una riña dentro del consulado.
Arabia Saudita aludió a un "error monumental" para explicar la muerte del periodista, causada por una "pelea" en el interior del consulado, según la versión saudita, considerada poco creíble, pues fuentes turcas afirman que Khshoggi fue torturado, degollado y decapitado dentro de las instalaciones del consulado. De acuerdo con las investigaciones turcas, quien podría estar detrás de la desaparición es Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita.
Pero fue el mismo Trump quien salió en defensa del heredero saudí. Aunque el mandatario estadounidense "no quedo satisfecho" con la explicación dada por Arabia Saudita, fue el mismo Trump quien desestimó que el príncipe fuese el culpable. "(Mohammed bin Salman) parece ser una persona que puede mantener las cosas bajo control", dijo el mandatario este lunes a periodistas. "Lo digo de una manera positiva", agregó en su defensa.
Una defensa que es coherente con la estrecha relación entre ambos países, que ni siquiera la muerte de un periodista pudo afectar.
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