google.com, pub-6702223027763344, DIRECT, f08c47fec0942fa0 EJECUTIVOS & PROFESIONALES: enero 2011

jueves, 27 de enero de 2011

IDEAS DE GERENCIA



En todas las empresas existe una organización establecida que engloba a todo el personal de la misma, lo que se conoce como Recursos Humanos o RRHH. Esta organización puede estar formalmente definida o informalmente establecida. Pero siempre existe.
Es impensable una empresa sin una estructuración de su personal de acuerdo con las funciones que realizan en ella.

Tenemos, por tanto, personas que pertenecen a la empresa y que trabajan en ella.

Estas son sujeto de un sistema, más o menos complejo, de relaciones sociales y profesionales. Relaciones jerárquicas, relaciones de actividad o meramente profesionales, relaciones con el exterior.

Podríamos resumir diciendo que existen unas relaciones verticales y otras horizontales. Las verticales serían las jerárquicas e incorporan relaciones de mando.

Las horizontales serían relaciones derivadas del trabajo de cada empleado que les hace entrar en contacto con otros empleados de su nivel o de otro diferente.

Pues bien, todo ese conjunto puede plasmarse en un documento gráfico denominado ORGANIGRAMA.

Un organigrama es un diseño o dibujo, más o menos estandarizado por el uso a través de muchos años y muy generalizado en la empresa, en el que se plasman los diferentes niveles y áreas de la organización de la empresa. Se indican o deducen de él las distintas relaciones de que antes tratábamos.

¿Y que tiene que ver con esto el gerente? La figura del GERENTE, que puede recibir otros nombres tales como Director, Director Gerente o Director General, es la que está en la cúspide de un organigrama.

Con excepción de aquellos que indique también el Consejo de Administración o el Consejero Delegado, en cuyo caso el Gerente suele depender de estos órganos de Administración de las Sociedades.

Por tanto, el Gerente es el Gran Ejecutivo, el ejecutivo que, estando por encima de toda la empresa, manda y está al frente de la gestión de la empresa. El Gerente, con independencia de las otras personas que le ayuden en sus tareas o en quien tenga delegadas determinadas funciones, es el que dirige la empresa.

Existen empresas en las que, por su dimensión pequeña y organización sencilla, el Gerente es el único ejecutivo. Tras él está el resto del personal. No existen otros DIRECTIVOS. Está solo en la gestión. En estos casos su campo de actuación es muy amplio y abarca diversas funciones.

Pero en muchas empresas, medianas y grandes, el Gerente se rodea de otros profesionales en los que descarga parte de la función directiva. Se establece así, con independencia del tipo de mando y personalidad del Gerente, el equipo directivo, el equipo de gestión.

El Gerente se apoya en el trabajo, la actuación y hasta el consejo y opinión de estos profesionales.

Este último sería el caso en el que existen figuras directivas tales como Jefe o Director Administrativo, Financiero, de Personal o RRHH, de Producción, Comercial o de Ventas, de Logística, de Compras, de Marketing u otros. Estos pueden existir o no en el organigrama de la empresa y ocupar el mismo o diferentes niveles en el mismo.

Y en los organigramas, junto a los cargos o puestos, suele indicarse el nombre de la persona que está al frente y ocupa dichos puestos. De la lectura del organigrama se puede sacar con claridad la estructura organizativa de la empresa, de sus relaciones y su jerarquización.

La figura del Gerente siempre plantea un viejo dilema en las empresas: ¿la autoridad debe concentrarse o dispersarse en la organización? ¿Es mejor concentrar o descentralizar?

Esto puede resolverse por la vía de organigrama y delimitación de funciones y responsabilidades o se deja en manos de la personalidad y características de cada Gerente. Ambos caminos se han seguido tradicionalmente en las empresas.

El primero tiene la ventaja de dejar claramente delimitados los campos de actuación de cada cual y cual es la función del Gerente, aparte del mando y la coordinación de toda la empresa. Pero se puede venir por tierra ante un Gerente muy poco amigo de delegar, que desea controlarlo todo y a todos y que acostumbra a puentear a sus directivos y mandos.

Por el contrario, el sistema de que sea el Gerente quien escoja a su gente y les dé las funciones y responsabilidades, pone en manos de estos y su mayor o menor bagaje de competencia, formación, experiencia y personalidad el llegar a un sistema centralizado o descentralizado, de equipo o de autoridad única, de “ordeno y mando” o de contar con los demás.

Por lo general, con este sistema la empresa va al aire que le marca su Gerente, para bien o para mal, con todas sus consecuencias.

Como indicábamos antes, cual sea la mejor solución es un debate inconcluso en la historia de la empresa, pero quizás haya habido más éxitos en aquellas empresas en que existe delegación de funciones, trabajo en equipo, clima de colaboración, participación de todos según su puesto y posibilidades... Sin ignorar las cuestiones del liderazgo, siempre importantes, así como los casos concretos de grandes imperios empresariales el Gerente “todoterreno”, “omnipotente señor de su territorio”, es una figura cada vez menos invocada y exaltada.

En las publicaciones actuales sobre gestión de empresas, en los cursos y jornadas de formación gerencial y en las ideas de los grandes gurús del mundo de la empresa de los inicios del siglo XXI asoman más las ideas del Gerente que, sin perder nada de su autoridad, sin abandonar su responsabilidad, sabe delegar, conoce a su gente, busca rodearse de los mejores profesionales de su empresa, explota el capital humano, implanta una cultura de empresa participativa, anima a la innovación y a mantener y aumentar el conocimiento dentro de su empresa...

Esta es la figura del Gerente actual, como vigía y patrón del barco de cada empresa, en el que navega juntamente con toda su plantilla de empleados... en busca de los objetivos grandes y pequeños que se va marcando.

http://www.gestiopolis.com/Canales4/rrhh/elgerent.htm


GERENCIA DEL CAMBIO




La definición tradicional de manager o gerente era la persona “responsable del trabajo de otros”. En su momento ésta definición cumplió su propósito de diferenciar la función de gerente de la del propietario.

Sin embargo, la definición no era satisfactoria, ya que desde el principio en la empresa había personas con cargos de responsabilidad, que pertenecían a la administración pero no dirigían a nadie.

La definición concentra la atención en los instrumentos de una tarea más que en la tarea misma.

Esta visión de la administración es cada vez menos apropiada, y constituye un impedimento para la administración efectiva, la organización efectiva, y el rendimiento.

El grupo de crecimiento más dinámico de cualquier organización es el de las personas que forman la dirección, en el sentido que asumen la responsabilidad del aporte a la empresa y de los resultados que ella obtiene. Sin embargo, sus miembros no son administradores, en el sentido que por regla general no son los jefes ni los responsables del trabajo de otros individuos.

La definición tradicional es responsable del hecho de que el profesional individual represente un problema en el marco de la estructura, y también un problema para sí mismo. Su título, su retribución, su función y sus oportunidades de hacer carrera son confusos y constituyen una causa de insatisfacción.

Los administradores en sentido tradicional tendrán que ser capaces de integrarse en situaciones en las que ellos mismos no son los superiores, más aún, en situaciones en que están subordinados individuos no administradores de un equipo. Inversamente los profesionales de carrera desprovistos de funciones administrativas tendrán que ser capaces de actuar como líderes de equipo. La separación tradicional entre administradores y no administradores está convirtiéndose cada vez más en un obstáculo y en un término de referencia inapropiado.

A principios de la década del 50 surge una nueva definición de gerente como “contribuyente representado por el profesional individual con formas paralelas de oportunidad ”. Esto equipara más al administrador con el gerente.
Esto permitió pagar adecuadamente el trabajo profesional de un hombre, en lugar de subordinar el aumento al ascenso del cargo de gerente (posición de responsabilidad por el trabajo ajeno).

Pero esta nueva definición solo resuelve en parte el problema, ya que el profesional individual continúa convencido que para progresar tiene que llegar a la jerarquía de gerente. Se privilegia la importancia del poder y la autoridad más que la responsabilidad y el aporte.

Parece apropiado destacar que el primer criterio de identificación de las personas que asumen responsabilidad administrativa NO es el mando sobre los individuos. Es la responsabilidad por la contribución. La función más que el poder debe ser el criterio distintivo y el concepto organización.

De esta manera a los supervisores, que si bien son administradores según la definición tradicional, no lo son de acuerdo a lo último mencionado. Pero como debemos denominar a estas personas?: debemos incluir a todas bajo la denominación de “grupo administrativo” donde habrá personas cuya función incluya la tradicional función gerencial, habrá otros que no afrontan esta responsabilidad, y habrá un tercer grupo intermedio formado por personas cuyo cargo es el de líder de grupo, o cumplen el rol de asesores de la alta gerencia (especialistas).

Aunque el resultado no sea muy exacto, la definición del grupo administrativo por la función y la responsabilidad nos permite determinar la relación entre el administrador y el profesional de carrera.

El profesional de carrera necesita un administrador, ya que se enfrenta ante el problema de la relación de su área de saber y conocimiento experto con el desempeño y los resultados de toda la organización; existe problema de comunicación.
El profesional es efectivo si su producto se convierte en el insumo de otras personas.

Sin embargo, si bien el profesional de carrera necesita un administrador para ser efectivo, el administrador no es su jefe; éste es su guía. El administrativo. es el canal por donde el profesional puede orientar sus conocimientos hacia la obtención de resultados y determinar las necesidades, capacidades y las oportunidades de la empresa de la que es miembro.

Por lo tanto, el profesional de carrera será y debe ser el superior de su administrador o gerente. Si no asume esta responsabilidad del liderazgo de su propia área de saber no es un auténtico profesional de carrera y se convierte en un técnico subordinado.

En definitiva a los miembros del grupo administrativo que son gerentes debe exigírseles lo mismo que a los que son profesionales de carrera. Los gerentes difieren de los restantes profesionales solo en que su responsabilidad y su desempeño contemplan un dimensión suplementario. La diferencia entre el gerente de investigación de mercado que tiene un personal de 50 individuos y el investigador de mercados que ejecuta la misma tarea sin personal es de medios más que de contribución, y mucho menos de función. Ambos son parte de la administración y administradores

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